
La familia es un elemento muy importante para el buen desarrollo del lenguaje, puesto que los niños pasan la mayor parte de su infancia junto a ella, además de la gran influencia que ejercemos sobre nuestros hijos con nuestras actitudes y conductas. Por eso nadie mejor que la familia para llevar a cabo una serie de pautas fáciles de llevar a la práctica a la hora de comunicarse con sus hijos:
-Dedicar el mayor tiempo posible a hablar con su hijo. Háblele de cosas que le interesan: juegos, programas favoritos, amigos… Esto es importante, aunque solo sean unos minutos diarios.
-Déjelo expresarse libremente, muéstrese paciente y atento a lo que nos cuente.
-Aproveche cualquier ocasión para enseñarle cosas y palabras nuevas: en el baño, la cocina, dando un paseo por la calle. Comente cada cosa de su entorno que le llame la atención, explicándole cómo se llama, para qué sirve, etc.
-Puede ayudarle haciéndole preguntas del tipo: “¿ cómo se llama…?”, “¿quién?”, “¿cómo?”, “¿Dónde está…?”, etc.
-No le interrumpa cuando nos cuente algo que no lo haga de forma muy clara. Si no lo dice correctamente debemos limitarnos a pronunciarlo de forma lenta y clara; si continúa sin decirlo bien no se preocupe: es cuestión de tiempo.
-No permita que deje de pedirnos lo que quiere o necesita, no nos anticipemos a su voluntad o a lo que quiere decirnos. Cuando pida cosas a través de gestos hay que esperar a que diga lo que quiera.
-No le imite si pronuncia algo incorrectamente aunque pueda resultar gracioso: ello refuerza una conducta negativa y puede influir en retrasos del habla.
-Huya de conductas excesivamente proteccionistas, por ejemplo: darle de comer cuando es capaz de hacerlo por sí mismo. Dotarle de toda la autonomía posible en ese tipo de actividades le ayudará a que madure su personalidad, y por lo tanto, su lenguaje.
-Evitar las comparaciones con otras personas de su edad, cada persona es única y su evolución y tiempo de maduración nunca es idéntico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario